viernes, 7 de marzo de 2008

El buda de los suburbios


Ordené mi pieza, cambie de lugar el computador, dejé de consumir azúcar y puse un disco de Keith Jarret. Me tendí, tomé un libro de Hanif Kureishi y leí hasta cansarme de leer. Luego descalzo, me levanté y busqué un vaso de agua. Al llegar a mi pieza en el borde de la cama, el libro cerrado mostraba magistralmente, como en un primer plano de película de artes marciales, su portada, su editorial, su clasificación en la biblioteca y un título tan adecuado que me hizo creer que ya había leído todas sus páginas.

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