miércoles, 8 de abril de 2009

Ser feliz

Suelo ser feliz al cruzar la calle y escuchar repentinamente, los acordes iniciales de Yellow Ledbetter. Suelo ser feliz, al ver como pasan muy cerca mio, niños de dieciseís o diecisiete años con camisas a cuadros y pantalones rotos, niños que luego de ir al colegio se juntan con sus mejores amigos a escuchar discos enteros sin otro recurso que el de las habitaciones de sus casas y un par de guitarras desvencijadas, siempre, sobre sus piernas. Suelo ser feliz, cuando viajo en micro y me toca girar la cabeza para ver pasar parques y rincones que en otros tiempos, fueron como sueños o garantías imaginarias de la felicidad. Suelo ser feliz, cuando retrocedo en el tiempo, en mis cartas y tus cartas, en mis libros y en tus libros, entre Garcia Márquez y el tremendo sopor que es leerse de un tirón El Ser y la Nada, entre las anotaciones al borde de los cuadernos y los sitios balcánicos de mis pequeñas guerras suicidas y pacientes. Batallas campales que para ti no existían. Batallas entre yo y mi otro yo. Batallas entre soñar a ser feliz o esperar al borde de tu cama. De algun modo, rezando al borde de tu cama.

miércoles, 1 de abril de 2009

Ojos rojos/ Cielo rojo


Cerca del Cerca del Terminal Pesquero se sube un hombre moreno, bajo, y de manos curtidas. Sobre su brazo, camina un ratón pequeñísimo, un ratón flaco y brillante de color blanco. El hombre tiene una caja –probablemente la guarida del ratón- y un mensaje que dice algo así como que necesita el dinero para seguir cuidando ratas o animales abandonados. Nadie le da dinero. Se acerca a mi y noto que apesta. Huele a sudor. A sudor y a comida podrida. Y todo pasa mientras las luces de los autos y las casas, completan el tono rojo del cielo, que bien pensado, es lo más parecido al fin del mundo.