miércoles, 11 de enero de 2012

Leer al azar. Reír al azar.

jernigam

A.- Como siempre ocurre los detalles suelen ser determinantes. Intento escapar del calor huyendo rápidamente del primer vagón del metro y choco (casi literalmente) con el bibliometro, así que estoy obligado a fijarme en sus libros.

B.- En general no hay nada nuevo. Harto Vargas Llosa y harto García Márquez, pero entre ellos aparecen los libros del asteroide, tres o cuatro libros uniformes por lo menos en diseño. Son autores desconocidos al menos para mí. Uno de ellos me suena a Europa del Este, a la rara, a la fría y a la demoniaca Europa del Este.

C.- Pago mi deuda, renuevo mi tarjeta (a decir verdad el carnet, porque el pedazo de plástico de bibliometro ya no sirve) y pido tres libros. Me aseguro que sean raros. Que no hablen ni de amor, ni de vidas pasadas que retoman el rumbo mediante saltos cuánticos en plano rencarnación, ni menos de esas maquetas empalagosas y chiclosas que hablan de situaciones mínimas como si de una teleserie sin drama se tratase.

D.- El primero que leo es Jernigan de David Gates, un autor norteamericano conocido esencialmente por sus artículos y columnas en New York Times. El libro parte con un choque, con un hombre perdido en medio del frio, la nieve y una casa rodante abandonada. Luego las cosas se aclaran y la historia toma ese tono lineal tan clásico de los gringos que escriben columnas en periódicos.

E.- Lo notable eso si es el prologo. Y es que el escritor quien presenta el texto es nada más y nada menos que el notable Rodrigo Fresan, uno de mis autores favoritos y cultores de una erudición que va desde el dominio del canon literario académico hasta el cosmos que habitan Luke Skywalker o Linterna Verde.

F.-La presentación es para reír. Reír de envidia o desolación, porque Fresan se dedica a enumerar cada una de las combinaciones literarias posibles (personajes y autores, en ese orden) para caracterizar al apático, sarcástico, alcohólico y despreciable Jernigan.

G.- Claro que Fresan es complaciente. Pone al lado del minúsculo y petulante Jernigan a los gigantes de Fante, Bukowski, Roth y O’Toole entre otros. El caso sin embargo, una vez concluida la novela, muertos unos cuantos suicidas temerarios y disueltas unas cuentas relaciones homologas a esos suicidios, es que Jernigan adolece de lo mas importante. Aquello que hace de un alcohólico o de un despreciable perpetuo un héroe entrañable: Sentido del Humor.

2 comentarios:

Fernando Sagredo dijo...

Marisol!

hay tanto por leer y Bibliometro es una buena fuente:

El pasado de Alan Pauls
Bonsai de Alejandro Zambra
Estrella distante de Roberto Bolaño
Preguntale a la primavera Bandini de John Fante
El cartero de Charles Bukowski
Me case con un comunista de Philip Roth
Plata Quemada de Ricardo Piglia
El aleph o Ficciones o cualquiera de Borges
La pieza oscura de Enrique Lihn
Harakiri de Claudio Bertoni
Comedia Nupcial de Rafael Gumucio
Tokyo Blues de Haruki Murakami
El mal de Montano de Vila-Matas
Los dominios del Lobo de Javier Marias

En fin, hay muuuuchos mas, pero esos son los que recuerdo del metro los heroes o Quinta Normal. Te recomiendo que leas literatura argentina, es la mejor en nuestra lengua. Si te gusta soñar despierta, Jorge Luis Borges es lo tuyo. Ahh y cuando tengas harto tiempo, procura pedir una de las mayores obras escritas durante lo que va del siglo XXI. Se llama 2666 y es de Roberto Bolaño.

Saludooos !

MARY dijo...

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