domingo, 1 de febrero de 2009

Antes de viajar


I

Una guitarra atraviesa trece constelaciones en siete minutos y medio. Una guitarra come madera y escupe tripas medio vivas. Una guitarra se acerca y se acerca pero nadie la ve. Una guitarra camina, como si lo suyo fuese buscar guijarros en las alamedas o como si la música estuviera hecha de pura arqueología, y un edificio enterrado o una mano surgiendo de la tierra, fueran por pura coincidencia, la última parada de un recorrido que carece de escalas.

II

Las puertas se abren, pero nadie entra.

III

Nada. Y un tumulto de gente avanzando por un pozo hecho con légamo del otro lado (to the other side) . El vecino de piel curtida riega y olvida detener el agua, crece el caudal, Dios se frota las manos y a lo lejos una mujer canta en griego.

IV

El origen, como el gen, el gen como las gens, las gens como los gentiles, los gentiles como un surtido de mentiras recorriendo dos milenios de genes divididos en blancos y negros, débiles y fuertes, ricos y pobres, poderosos y obedientes.

V

Las puertas se abren, pero nadie entra

VI

Miran la ventana por la que se entreve el vacío. Miran cabezas rapadas y marfiles incrustados en elefantes tristes. Miran la acequia de los sueños, el pozo de agua accidental, el río infinito de Heráclito, la misma historia de Lao Tse, la retórica ponzoñosa de mil hombres jugando entre libros a leer el mundo, mientras otros levantan bóvedas y otros (además de estos otros) hunden bóvedas y nombran, sin cargo de conciencia a Dios entre enanos de manos gruesas y prostitutas con piernas de palo.

VII

Y todo, absolutamente todo, ocurre en un abrir y cerrar de ojos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bien ah ;)