lunes, 12 de mayo de 2008

C.-


Optamos por la evasión. Una evasión simbólica como la representación infantil de una estrella fugaz. Una cámara lenta, tan lenta que tanto la estrella como su estela hacen de la fuga una paradoja. He ahí la gran fábula. Lo que corre, lo que se va, lo que cruza umbrales a velocidades estelares, acaba –siempre y cuando el ojo humano sea testigo- convirtiéndose en un retrato de piedra donde las tortugas y las dimensiones geológicas del tiempo, son la verdadera hazaña de la inmortalidad.

No hay comentarios: