sábado, 20 de octubre de 2007

madera quemada


“A veces nos lamentamos
y en eso nos pasamos
y tampoco disfrutamos,
El sol aparecerá y las estrellas lo guiarán” (tu escrito de hace algunos años)

Yo miraba el cielo verde como el último enano de la selva valdiviana o como el primero en conquistar Dublín, antes de que fuera Dublín, antes de que los enanos fueran pequeños y por el contrario, parecieran gigantes entre los gigantes; visajes de un mundo imposible entre pinos milenarios. Donde la muerte es un árbol y la vida sólo una marea. Va y viene. Pero el árbol sube, incluso, a la nebulosa maya que bien conoces y luego baja, incluso al averno itálico que tan bien nos han hecho conocer. Nos abraza y se convierte en una araña con aires de hormiga siniestra, una hormiga de rincón que observa todo lo que hacemos, una hormiga de la guarda que nos tiene en su listado en caso de fallar. Una hormiga que es un árbol entero reptando por Dublín, por Belfast, por Santiago, por Helsinki, por Asturias, por la laguna San Rafael. Y se multiplica al acecho de nuestros impulsos terroristas, porque ella sabe muy bien, muy pero muy bien, que matar este amor sería como hacer tronar a la misma muerte, clavar en su centro un puñal infecto, un puñal aguzado que nos dejaría sin respiro por siempre, mirando un cielo verde por el que pasan las aves de la comedia de Aristófanes, esas que pactan con los dioses rutas celestiales, digamos, las mismas aves que toman el cielo por asalto y que más bien parecen embajadoras de la misma muerte. Una muerte que vive en un árbol a lo largo y ancho de todo el mundo cuidándonos de ella misma, una muerte generosa que no nos quiere, una muerte deslavada que procura conservarse solitaria mientras nosotros lo vivimos todo e incluso más, y esa muerte, esa que observaba con antelación a la felicidad me pide que la deje en su rincón en paz, pues ella misma, reconoce que esta vez nosotros hemos ganado. No sólo ahora, sino desde que nos cruzamos de forma invisible creyendo que estábamos muertos. Que soberbia la nuestra, creer que vivíamos en ese árbol cuando en realidad sólo reposábamos en la marea.

2 comentarios:

Paty dijo...

me costó un poco, lo sabes.. quizás más que un poco, y un poco más aun.
me costó desde siempre, incluso desde antes de saber que serías tú el hombre de mi vida.
siempre me cuestan las decisiones, creo que más de alguna vez lo he comentado... porque decidir por algo significa desplazar otro algo, significa tal vez arriesgar..
me costaba arriesgarme, quizás... sí, puede ser, en realidad no sé. ya no pienso mucho en ello.

eres la primera persona con la que me atrevo a abrir esas cajas que sin-duda es lo más valioso que tengo (en lo material): esos papeles de cuaderno, esas artitas sencillas, y esas cartas producidas, esos mensajitos de clases, o esas servilletas improvisadas (y otras no tanto, ya sabes...).. todo, todo es parte de mi vida, desde los mensajes del colegio, hasta las cartas que la paty -yo- escribía para mí.
sabes lo que significa eso?
a veces temo perder todas esas cosas en un fugaz incendio. temo quedarme sin recuerdos y encontrarme en esta vida vacía de vidas, de hechos, de alegrías y tristezas..
siempre he creído que el sentir demasiado a veces duele (como duele el amar también duele el odiar) pero eso nos confirma el hecho de vivir, el hecho de SENTIR...
una de mis debilidades sin duda en algún minuto.. sentir demasiado, hasta convertirse en alguien vulnerable, pero no todo me vulnera, sólo la melancolía, el recuerdo, el temor, algunas dudas... no sé (ya estoy creyendo que nada sé o que nada quiero saber...)
te decía que fue muy especial conmigo abrirte mis secretos. porque eso eran todos esos recuerdos, mis secretos, mis tesoros, en ellos está el por qué soy como soy, en ellos se guarda la clave de quien soy.
me costó entregarte las primeras cartas... un cierto temor a la crítica me tenía amenazada. justamente porque me vi muchas veces incapaz de responder a la simple pregunta ¿te gusta él?
creo que ahora, que lo veo desde años después, me doy cuenta que sin duda me gustaba, y es más: lo quería. me había empezado a encantar de ese personaje que reemplazaba a mi ángel que nunca pude conocer. temí sentir lo que sentía. tal vez por la misma inseguridad tuya. pensé que Fernando sagredo no conocía mi lado vulnerable, mi lado sensible, mi debilidad... sentí que ignacio merello había tocado cada una de esas heridas y las había cambiado por un sueño, por una palabra, por una sonrisa, por un juego.. de alguna forma temí que Fernando conociera esa parte de mi. temí el rechazo.. tu rechazo.
cuando me di cuenta de esas cosas entendí que algo ocurría conmigo, que algo me pasaba contigo, y que algo tenía que suceder de alguna vez por todas con ignacio.
de pronto: lo mataste.
no alcancé ni a suspirar y lo extrañaba... él tenía lo que tú no tenías, él tenía mi historia desde el lado oscuro, desde ese lado medio depresivo y bipolar que me rodeo por más de un año...

hoy tú, no eres ignacio ni eres fernando, o quizás si, eres lo dos.. mmmm siento que recuperé a mi ángel, siento que toqué el cielo con él, siento que los sueños se pueden hacer realidad... siento que es justo poder amarte libremente durante cientos de años por todos los días que pasé queriéndote cerca (con mi cabeza en tu hombro) y sin ti, y definitivamente sin ti.

me sirvió que hayas querido leerme. no sabía que necesitaba hacerlo.
solo puedo decirte que no era yo quien te entregaba esos mensajes para que los leyeras, era el alma de la paty, era su alma enfrascada (como la rosa de la bella y la bestia) que siempre intentó cuidarse de no salir dañada. era mi niña interior que contaba un secreto, era mi interior quien ve en ti su mejor hogar, el más seguro...

claro que se que matar este amor sería hacer tronar a la muerte... porque siento que fue precisamente este amor el que me salvó y el que me salva constantemente...
y eres tú, mi amor, el ángel que me creó unas alas... las alas perfectas para el cielo ideal, y ahora estoy en el cielo que siempre debí estar: el tuyo.

Te Amo.

Paty dijo...

..el sol ya apareció y tu eres la estrella que me guía a él antes de cada amanecer..

:)