
A penas miraste. No sabías quien era. Nuestra génesis fue un cuento de Salinger. Fue la vida de Salinger. Yo miraba de reojo por el hueco de la cerradura. A veces abría la puerta de la habitación de Salinger. A veces me lo tomaba en serio y salía de la habitación. Te buscaba en tu mundo.
Otro mar.
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