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sábado, 11 de octubre de 2008

El último Lector




Había leído mucho sobre este libro. Primero en las “extensas” y “apasionadas” notas de El Mercurio y luego, en el suplemento cultural Ñ. Naturalmente recibí información desde Internet, información desordenada y muchas veces poco confiable, pero de cualquier modo, nociones importantes a la hora de leer un libro.
El Último Lector es un compendio de ensayos en torno a la figura del lector o para mayor precisión del lector como escritor. Del hombre obsesionado con la literatura que lee y escribe y ve en ambos ejercicios, una prueba de fe inestimable respecto a la religión privada y politeísta que puede resultar la Literatura. Las figuras de Franz Kafka (a mi juicio, lo mejor de este libro), Ernesto Che Guevara, James Joyce y Ulises, y Tolstoi y Ana Karenina, ordenan el trazado que se permite realizar Piglia a través de distintas formas de leer y por lo tanto, de escribir. Una de las premisas globales es que quienes profesan la Literatura como forma de vida, lo leen todo como si lo estuvieran escribiendo o bien, viven como si estuvieran escribiendo pasajes dentro de un libro.


Dije que la parte de Kafka me parecía de alto vuelo. Sucede que Piglia escudriña entre cartas personales de Kafka y logra dar con una pasión literaria que lleva al escritor checo a la soledad, a plantearse en medio de la soledad como un ermitaño, como Robinson Crusoe, como teniendo por ideal de vida una cueva y una luz que ilumine sus escritos y sus lecturas. Sin duda, la pregunta que realiza Kafka alrededor de Felice Bauer es decidora. ¿Se podrá atar a una mujer con la escritura? Y la respuesta como bien sabe Kafka y Piglia, es la respuesta a todo el libro, a todos los ensayos centrados en la figura del escritor y el lector. ¿Cuál es esta respuesta frente a la pregunta kafkiana? Sí, si se puede. ¿Y cómo? Más fácil aún: con la lectura. La lectura extrema. Leer hasta quedar encadenado o convertido en un guiñapo como sólo los hay en la literatura cavernaria de Kafka.


(*) Amo que me conozcas tanto. Gracias por el (los) libro.